¿Y ahora qué? Los retos que esperan a Márquez

19-10-2019

El catalán buscará ganar todas las carreras que quedan esta temporada

Con cuatro carreras por delante y el titulo mundial ya decidido, habrá que buscarse argumentos para el entretenimiento en este tramo final de la temporada. Puede parecer arduo, pero los hay.

El primero: ver si Márquez es capaz de ganar las citas que quedan para abrillantar aún más si cabe su hoja de servicios en este 2019. Sabiendo cómo es, y libre de presión, no tengan ninguna duda que esa es su intención. O, cuanto menos, la de perpetuarse en el pódium como lo ha hecho en todas las carreras de este año, excepto en Austin donde cayó luchando por el liderato, como siempre.

No quisiera abrumarles con nuevas estadísticas después del aluvión de cifras más que justificado que nos llegó tras Buriram. Pero hay un dato salvaje: excepto en Assen, donde cruzó la meta a 4,8 segundos de Viñales, en las otras cuatro carreras que fue segundo lo hizo, como máximo, a ¡dos centésimas! del ganador. Y recuerden que en las nueve ocasiones restantes: ganó. Como el que no quiere la cosa.

Durante la transmisión televisada de la carrera de Tailandia, cuando en la última vuelta el de Cervera desplegó su poderío sobre Quartararo, Carlos Checa hizo la mejor definición de la historia sobre esta especie de caníbal deportivo: “No es que esté atacando ahora. Es que Marc es así”.

Márquez ha dejado de ser simplemente un piloto. Probablemente el mejor que hayamos visto. Es, incluso, mucho más que una marca. Se ha convertido en un concepto que va asociado a la épica de manera indisoluble. Tengo un amigo muy cinematográfico que dice que su espeluznante caída del viernes tailandés mereció pertenecer con tanta contundencia al ejemplo de guión ideal de suspense, con tal perfección, que parecía hecha a posta. No lo creo, por el bien de la salud cardiológica del entorno de Marc; pero me vale como hipótesis de la perfección.

Ahora llega Motegi, la única pista donde no ha conseguido firmar la pole. En casa de Honda, y con ocasión del 60 aniversario en competición de la marca del ala dorada, lo va a intentar.

Y es precisamente en este escenario donde Jorge Lorenzo debería superar su carrera número 200 en la clase reina con el máximo nivel de decencia posible. Sobretodo con el temible acicate que significará a partir de la próxima cita la comparativa con la capacidad de adaptación de Zarco a la Honda de Nakagami. Probablemente el mallorquín se encontrará en Japón con quienes se reunió tras sus lesiones en Holanda y Catalunya para encontrar alguna solución a su paupérrimo rendimiento. Tal vez se produzca alguna conversación determinante para el futuro de la relación que les vincula. Deberían hacerlo. Por dignidad. Y tal vez sería inteligente dar un paso al lado anticipado para evitar la medición con Zarco, cuyas consecuencias podrían ser letales.

Otro polo de interés de este epílogo puede ser la esperada primera victoria de Quartararo. Su rabia y sus lágrimas al cruzar la meta en Tailandia, tras verse superado de nuevo por Márquez, son el mejor termómetro de su motivación. Aunque, haría bien en no obsesionarse en saltar un muro que, hoy por hoy, es infranqueable.