
Por largas que sean las temporadas, por años que pasen, por veces que se repita el mismo protocolo de cada último GP, cuando la bandera a cuadros cae después de todo un año de emociones, alegrÃas, disgustos y, sÃ, mucho curro, no puedo evitar un cosquilleo de emoción acuosa que suele situarse entre la boca del estómago y el inicio de la garganta. Cientos de carreras después me sigo alegrando muchÃsimo cuando alguien con el que he tenido algún trato sale victorioso de este desafÃo vital para el que él y su entorno, han invertido dinero, esfuerzo, ilusión y sacrificios, no únicamente para ese final soñado sino desde el comienzo de sus vidas. Vivir de cerca un triunfo deportivo, lo complicado que es lograrlo, lo difÃcil que resulta ser el mejor en algo, campeón del mundo de… Seguir llegint