Un empate con desigual resultado

28-10-2017

Desde que el GP de México volviera en 2015, la carrera del Hermanos Rodríguez ha sido de las que ha vivido un ambiente más espectacular en las últimas temporadas.

El domingo el autódromo puede explotar. No me gustaría estar en la piel de Esteban Ocón, sobretodo después de las guerras que el francés ha mantenido con Checo Pérez. Estoy convencido que el recibimiento que la afición casera le dispensará será, cuanto menos, “ruidoso”.

Pero no será la defensa del ídolo local lo que va a provocar más algarabía, sobretodo en el Foro Sol, la zona más bulliciosa del circuito. La más que factible posibilidad que Hamilton se proclame allí campeón mundial por cuarta vez es lo que promete más bulla.

En 2015, el inglés llegaba a esta pista después de firmar su tercer título una semana antes, en Austin. La victoria de Nico Rosberg contribuía al segundo título de marcas para los de Brackley.

El año pasado, Hamilton ganaba en México, pero la proclamación del título de pilotos debía esperar a la siguiente cita, en Abu Dhabi, para consagrar a Rosberg como flamante vencedor del curso 2016… horas antes de hacer pública su retirada.

Pero esta vez no. México vivirá la lucha por el título a tope, sin dilaciones ni prórrogas.

Estamos convencidos que Hamilton, proclive al espectáculo, lo dará todo este fin de semana. Su generosidad con los aficionados los enloquecerá. O en la carrera, o –sobretodo– después con su celebración. O en los dos momentos.

Sumará cuatro títulos, los mismos que Vettel, su principal rival este año. Las trayectorias de ambos se han cruzado esta temporada. El de Ferrari, de más a menos, por culpa del coche. El de Mercedes, de menos a más, gracias al coche.

Al margen de este empate a diplomas, el palmarés de Lewis es más abultado en varios capítulos. Pero lo que cuenta son los títulos. Ambos tendrán los mismos, sí; en el caso de Hamilton con dos equipos distintos. Y esto marca cierta diferencia y valor de cotización.

Aunque, todo hay que decirlo, los tres restantes con un coche hegemónico, como pasara con los cuatro de Vettel al volante del Red Bull.