Maverick Viñales. El nombre de moda durante toda la pre-temporada centra el interés de los focos en Losail. El de Roses ha acreditado una velocidad endiablada, y no son pocos los que avalan su postulado para el título de este año.
Pero una cosa son los test de invierno, y otra un fin de semana de GP, con fuego real, y toda la presión mediática encima.
“Mack” no es de los que se amedrentan. Lo ha demostrado en múltiples ocasiones. Al contrario: ante las adversidades suele sacar su durísima personalidad y se viene arriba. Que nadie le menosprecie.
Está claro que es un claro candidato a ser campeón del mundo también en MotoGP. La incógnita por despejar es si lo es ya para esta misma temporada, sobretodo ahora que cuenta con una moto ganadora como la Yamaha. De entrada parece que sí, pero la prudencia obliga a esperar, cuanto menos, al domingo por la noche para saberlo.
Pero no estaría de más recordar la machada de Márquez en su primera carrera en la categoría reina. Claro que: al manillar de una Honda, mientras que para Viñales esta será su primera cita después de las treinta y seis anteriores con una Suzuki, mucho más modesta que la montura que utilizó en su estreno el de Cervera.
Sito vs Garriga. Lorenzo vs Pedrosa. Márquez contra el mundo. La historia nos ha regalado la posibilidad de vivir duelos al límite entre pilotos españoles, y todo parece indicar que las circunstancias nos van a regalar una nueva versión de estos pulsos fratricidas.
No son pocos los que avanzan que esta temporada vamos a disfrutar con el pulso entre Márquez y Viñales. En los test ya hemos visto algunos destellos de lo que se presume una rivalidad sin concesiones. Marc es el amo de la pista, lo ha demostrado. Pero Maverick es un punk iconoclasta que nutre su talento de una materia prima llamada irreverencia. Para mayor escarnio del de Honda dice que su ídolo es Rossi, pero está dispuesto a limpiar el metal de las copas que gane este año con los restos del póster que ya ha descolgado de su habitación.
UN ESPEJISMO EN EL DESIERTO
El circuito de Qatar siempre fue propicio a Lorenzo, que ha ganado aquí en seis ocasiones, tres de ellas en la categoría reina. Ducati también se ha impuesto en tres oportunidades aquí. La ecuación Ducati-Lorenzo cuadra en este escenario, aunque la pretemporada no lo avala. Pero las carreras no son siempre matemáticas, estadística o lógica. Con dieciocho carreras por delante, la temporada será muy larga. Y esto tampoco es como empieza, sino como acaba.